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miércoles, 29 de mayo de 2013

Fringe

Casi cinco años después de su estreno, allá por septiembre de 2008, Fringe nos ha dicho adios. Han sido varias las veces que la serie ha estado en la cuerda floja amenazada con una cancelación sin piedad, pero ha ido aguantando hasta que finalmente confirmaron una quinta y última temporada de 13 episodios, sensiblemente más corta que las anteriores, pero que parecía bastar a priori para darle un final digno a esta serie.

Muchos la han considerado la sucesora espiritual de Lost. No en vano, al frente del equipo creativo que ideó la serie, está J.J. Abrams. Después de crear Lost y mientras se encontraba trabajando en el reinicio de Stark Trek, Abrams ideó Fringe junto a Roberto Orci y Alex Kurtzman, junto a los que ya había trabajado en Alias. Sin embargo, Fringe no es Lost, y aunque en algunos momentos recuerde a ella, es una serie más accesible para el público general.

La historia de Fringe gira en torno a un departamento especial del FBI encargado de investigar fenómenos extraños. Estos parecen tener relación con los experimentos desarrollados años atrás por un científico que actualmente se encuentra ingresado en un manicomio: Walter Bishop. La agente Olivia Dunham se sitúa al frente de esta división, y junto al hijo de Walter, Peter, sacarán a este del manicomio para investigar los inquietantes sucesos que están teniendo lugar últimamente.

Antes de nada, comentar que la reseña está totalmente libre de spoilers, podéis leer con total tranquilidad. Supongo que es inevitable comenzar por lo primero que a uno le viene a la cabeza al leer la premisa: recuerda a Expediente X. La serie comienza además con una sucesión de episodios semanales autoconclusivos, que se podrían catalogar como "el monstruo de la semana", que la acercan bastante al funcionamiento de aquella. No obstante el ritmo de estos episodios es bastante entretenido, y la serie pronto muestra que su elenco protagonista es más que acertado: tanto Olivia Dunham, como Walter Bishop y Peter Bishop se encargan de mantener el interés durante el inicio de la serie, junto a unos casos curiosos y bien llevados, tanto de guión como de realización técnica.

Como digo, esta es quizás la comparación más evidente que se puede hacer al comenzar la serie. A partir de aquí, me gustaría destacar dos puntos muy positivos de Fringe: por un lado, la inclusión de una trama de fondo más compleja, de una mitología propia que la alejó de estas comparaciones, dándole una personalidad propia y más interesante de lo que cabría esperar en un principio. Y por otro, la gran química existente entre su reparto, ya no únicamente entre el trío protagonista, sino con todos los secundarios (secundarios principales, podríamos decir) que han ido desfilando a lo largo de los episodios. Va a ser complicado olvidar a personajes como Nina Sharp, el agente Broyles, Charlie y su ronca voz, el agente Lee, o Astro, por citar algunos. Todos tienen sus momentos de gloria, y de todos podría tirarme varios párrafos hablando.


Los personajes principales se merecen una mención especial. En ellos reside gran parte de la fuerza de esta serie, gracias a un excelente casting y a unas interpretaciones fabulosas, muy especialmente de John Noble como Walter Bishop. Este hombre ya me encantó (y aborrecí a su personaje) en El Retorno del Rey haciendo de Denethor, senescal de Gondor; aquí da vida a un personaje que, en parte gracias al guión y en parte gracias a su actuación, pasará a la historia de la televisión. Walter es un personaje extraño por sus manías, pero es inevitable cogerle cariño precisamente por lo mismo. John Noble retrata de manera fantástica todos los tics, manías y emociones de un personaje muy complejo con una calidad asombrosa, consiguiendo transmitir muchísimo con apenas unos gestos. Un trabajo lleno de mérito y digno de reconocimiento.

Anna Torv como Olivia Dunham también nos brinda un gran personaje, fuerte y carismático pero que va mostrando poco a poco su lado más humano y débil, a pesar de esa coraza que suele llevar puesta. Y Joshua Jackson consigue que su Peter Bishop no solo no resulte cargante, sino que se le coja gran aprecio también, gracias a la relación que va desarrollando con su padre entre otros factores, como su humanidad.

Si tuviera que destacar algo de Fringe, diría antes las relaciones de los personajes que la trama fantástica. La relación de Walter y Peter ha dado grandes momentos a lo largo de sus cinco temporadas, así como la química entre el grupo de la división Fringe, especialmente entre Walter y Astral. La serie maneja con acierto los clásicos temas de amistad, amor y sacrificio a lo largo de sus episodios, y lo hace en general de forma muy acertada, emotiva y épica, cuando procede según el caso.


Volviendo a la historia, la mitología de la serie y su evolución a lo largo de los episodios me resultó en líneas generales muy positiva. Me gustó que entre los casos semanales se incluyeran pistas u tramas que se entrelazarían más adelante con otros sucesos importantes, lo que ayuda mucho a la sensación de continuidad de la serie. Esta trama va adquiriendo tintes muy interesantes a lo largo de los episodios, y plantea situaciones que, si bien no se puede decir que sean rompedoras u originales, aportan una capa de profundidad adicional muy interesante, tanto para la historia como para los personajes e incluso los actores. Creo que cambiar de los episodios semanales autoconclusivos a darle más peso a arcos argumentales más complejos fue todo un acierto, y que la serie salió reforzada de esta evolución.

A lo largo de sus cinco temporadas, Fringe nos ha dejado episodios normales, episodios muy buenos y episodios brillantes. Salvo algunas excepciones, que las hay, ver un episodio de Fringe ha supuesto puro entretenimiento con una realización más que buena. Y afortunadamente, de los episodios brillantes se pueden encontrar varios, desde los cliffhangers que te dejan con las manos agarradas a la silla (como el final de la primera temporada, There's More Than One of Everything), a grandes revelaciones como Letters of Transit, o episodios conducidos de manera soberbia como Do Shapeshifters Dream of Electric Sheep?, The Firefly o The End of All Things.


Pero también hay pegas. Una vez vista la serie en su conjunto, hay determinados pasajes de la historia que ahora se notan en parte como relleno, hay historias que parece que han recibido un peso mayor del que luego han tenido en la historia global. Y además, la última temporada me parece en general y salvo momentos aislados, fallida, muy a mi pesar. Aunque la introducción de la línea argumental que se iba a desarrollar tuvo una magnífica introducción en la temporada cuarta con uno de los mejores episodios de la serie por el impacto que tuvo, creo que ha sido un tanto chapucera. 

Hay varios recursos narrativos que se han usado que provocan cierto sonrojo: amnesia, misiones episódicas para rescatar elementos que deben unirse para formar un plan (como si fuera Bola de Dragón), algunas licencias en el uso de ciertos escenarios como el laboratorio o el uso del ámbar, el mal uso que se ha hecho de las facultades de los Observers... Demasiadas cosas, incluido un final que, o se me ha escapado algo, o presenta una paradoja bastante importante.

Y esto supone una mancha precisamente donde más duele, al final. Es una pena, porque deja un regustillo amargo. De todas formas, yo os recomendaría que le dieseis una oportunidad. Tiene sus fallos, hay algunos episodios flojos, pero muy posiblemente os enganchen sus personajes. Y si os gusta la ciencia-ficción, su mitología os terminará intrigando tarde o temprano. A pesar de todos sus fallos, gran parte de ellos concentrados en la última temporada, para mi pesan más sus virtudes. Es una serie que me ha proporcionado grandes momentos de televisión y a la que ya echo de menos.



Keep looking up.

viernes, 24 de mayo de 2013

Las Ventajas de ser un Marginado

Esta película la tenía apuntada desde que anunciaron su estreno el año pasado y comencé a leer críticas, tanto de la propia película como del libro en que se basa. En prácticamente todas se destacaba la calidad de la historia, y eso atrajo mi atención.

La adaptación de Las Ventajas de ser un Marginado (The Perks of Being a Wallflower en el original) corrió a cargo de Stephen Chbosky, el propio autor del libro, que se encargó también de adaptar el guión. Teniendo esto en cuenta, la fidelidad de la adaptación parece más que asegurada.

La película nos presenta a Charlie, un chico que no destaca en su entorno, y generalmente es así por voluntad propia, aunque esto hace que no tenga muchos amigos. Su vida transcurre de manera bastante tranquila y anodina hasta que un día conoce a Patrick y Sam, y descubrirá ese fascinante mundo de la adolescencia que hasta ahora apenas había experimentado.

Las Ventajas de ser un Marginado lo tenía todo para ser una historia que, aparentemente, no encontraría interesante. No soy muy fan de las historias de instituto americanas, ya que generalizando un poco, casi todas las que he visto me parecen cortadas por un mismo patrón. Y esta no empieza especialmente innovadora. Tenemos el clásico instituto americano, con sus bromas al grupito de chavales diferentes, los partidos de fútbol americano, sus animadoras, los bailes y toda la parafernalia habitual. Deduzco que será cierto y serán así, pero la temática no me va mucho. Y cuando parece que la película va a ser un refrito de más de lo mismo, te das cuenta que no es así.


Charlie no es el clásico marginado friki, y junto a sus amigos, presentan un retrato más complejo y lleno de matices de esta edad de lo que esperaba en un principio, alejados de los estereotipos más habituales a pesar de estar presentes en la película. Es cierto que la película no inventa la rueda y es otro retrato más de la adolescencia y esa etapa de descubrimiento de la amistad y el amor, el alcohol y las drogas, y esa sensación de soledad y búsqueda que la caracteriza, pero estos temas están en general tratados con mucho gusto y delicadeza, de una manera muy natural y creíble, y esto ha sido lo que más me ha gustado.

La película destila honestidad y calidez, y es así en gran parte gracias al buen trabajo de sus protagonistas. De entre los tres, tendría que destacar sin ninguna duda a Ezra Miller en su papel de Patrick, un personaje lleno de carisma fantásticamente interpretado; Emma Watson y Logan Lerman tampoco se quedan muy atrás, especialmente la primera, aportando un trabajo más que notable. El resto de secundarios que aparece cumple bastante bien con su función.

El motor formado por las relaciones de este trío protagonista funciona muy bien a lo largo de todo el metraje, y su buen hacer ayuda a que las historias contadas se sientan cercanas. Mi única pega en cuanto al ritmo de la película, es que a veces da la sensación de ir demasiado deprisa en ciertos pasajes de la historia, algo que igual se podría haber evitado aportando algunos minutos más, algo que no sería muy dramático en una película que apenas supera los 100 minutos. 


También se podría decir que algunos aspectos de la historia parecen algo forzados, en cuanto al trasfondo de los personajes. A veces da la sensación de que han pasado demasiadas cosas en un círculo muy reducido. No obstante, no es algo que chirríe especialmente y desde luego no empaña la buena sensación que deja la historia, que me parece que tiene un guión bastante sólido.

La banda sonora de la película es otro aliciente adicional, especialmente para todos aquellos que crecieron en los 80 y 90. El uso de la música es muy acertado y aporta un factor nostalgia bastante curioso que ayuda aun más si cabe a empatizar con los personajes y la historia. En general y por lo demás, el apartado técnico de la película es bastante correcto, sin grandes alardes pero siempre muy sobrio.

Las Ventajas de ser un Marginado es una buena película, o a mi por lo menos me ha gustado mucho. Creo que retrata desde un punto de vista muy honesto y sencillo esa etapa bulliciosa de la adolescencia, sin caer en clichés y con muy buen pulso narrativo, y que resulta muy fácil conectar con ella. Me parece además que funciona en tanto que transmite con mucha fuerza ese sentimiento de búsqueda y deseo de pertenencia que quien más, quien menos, ha tenido en algún momento de su vida, muy posiblemente durante esa etapa. Quizá no sea la opción más adecuada para una tarde palomitera, pero tampoco es un dramón nepalí. Lo que sí creo es que me parece una película que no decepcionará a los que se sientan interesados por su historia.


viernes, 10 de mayo de 2013

12 Monos

12 Monos es otra de esas películas de culto de la ciencia-ficción que tenía pendiente de ver, y ya iba siendo hora, que data de 1995. Su director es Terry Gilliam, conocido por ser uno de los integrantes de los míticos Monty Python, pero también por su carrera como director, entre las que destacan especialmente Brazil (que también tengo pendiente), Las Aventuras del Barón Münchausen (otra), Los Caballeros de la Mesa Cuadrada o la que nos ocupa.

De Terry Gilliam no tengo ninguna pega en su trabajo en obras relacionadas con los Monty Python, pero la única aproximación que tuve a su cine fuera de ahí, Tideland, no salió muy bien; de hecho me pegaba mejor el nombre de  Tedioland, y creo que no terminé de verla. 

Con 12 Monos la sensación era un poco de respeto, por un lado por las buenas expectativas que tenía con la película por las críticas recibidas, y por otro por no saber muy bien qué me iba a encontrar, si la mejor o la peor cara del director.

Nos encontramos en el futuro, donde un virus ha azotado a la humanidad durante años y los supervivientes viven bajo tierra. De vez en cuando hacen exploraciones por la superficie, que ha sido tomada por animales y la vegetación, aunque con cuidado de no contaminarse, intentando buscar pistas que les ayude a combatir su situación actual. En un intento para cambiar dicha situación, James Cole (Bruce Willis) es enviado al pasado para buscar al "Ejército de los 12 Monos", relacionados con la expansión del virus, de manera que pueda conseguir conseguir una muestra de este que pueda ser estudiada en el futuro, para desarrollar así un antídoto.

Futuro post-apocalíptico, viajes en el tiempo... No está mal como premisa. Y debo decir que la película no me ha decepcionado, lo cual teniendo viajes en el tiempo ya era complicado que ocurriera. 12 Monos es una cinta muy digna y entretenida, y la que a priori, no me ha parecido que resuelva mal su historia. Esta está bien planteada y por lo general presenta un ritmo correcto, aunque algunas de las partes se puedan hacer algo más lentas, especialmente aquellas en la que se intenta meter una trama romántica que personalmente vi un tanto forzada.


Quitando este detalle, la película se desenvuelve bastante mejor en el plano de la ciencia-ficción, cuando nos plantea los viajes en el tiempo y sobre todo un punto de vista psicológico por lo general bastante bien llevado. Y es que 12 Monos juega con la paranoia y la locura, consiguiendo que dudemos de si lo que estamos viendo es en realidad una historia de viajes en el tiempo o si nos encontramos ante los desvarios de un esquizofrénico. Para ello Gilliam se ayuda de ciertas escenas con el ánimo de confundir expresamente al espectador, algo que creo se podría haber hecho de forma más sutil, puestos a buscarle alguna pega.

Los personajes y los actores que los interpretan están bastante bien. A mi Bruce Willis me gusta bastante en este tipo de películas de acción, pero me gustaría destacar especialmente a los otros dos personajes principales que tienen bastante peso en la película: Madeleine Stowe como la psiquiatra Kathryn Railly, y Brad Pitt como Jeffrey Goines, uno de los pacientes del psiquiátrico. De la primera me quedo con su evolución, un personaje que comienza a derrumbarse a medida que ve cómo su concepción del mundo va cambiando, y del segundo, lo bien que le salen estos personajes desquiciados llenos de tics nerviosos. Y por supuesto, la interacción entre ellos.


En lo que respecta a la ambientación, comentar que está bastante bien conseguida. Un futuro muy metálico, incómodo y agobiante con ese virus pululando por la superficie y la sensación de estar encerrado siempre; unas buenas escenas, visualmente logradas, como las de los animales por la ciudad; y una banda sonora que en algunos momentos puede hacerse algo repetitiva, pero que también contribuye a ese aire asfixiante que tiene la película y que contiene grandes temas.

12 Monos es en definitiva, un entretenimiento muy digno de ciencia-ficción. Igual si se analiza su historia en detalle puede saltar algún agujero en el guión, aunque a diferencia de otras películas por aquí analizadas, a mi no me dio esa sensación en su visionado. Creo que en general está bien planteada, resuelta e interpretada, engancha durante la mayor parte de su metraje y creo que hace pasar un buen rato a los amantes de este tipo de cine.


sábado, 4 de mayo de 2013

Iron Man 3

Tercera entrega protagonizada por Robert Downey Jr. del personaje creado por Stan Lee. En esta ocasión y a diferencia de las dos anteriores, en la dirección se encuentra Shane Black, cuya anterior película, Kiss Kiss Bang Bang, ya contaba también con el mismo actor principal. Además, en ambas trabajó también en el guión.

En esta tercera película Tony Stark tendrá que enfrentarse a un nuevo enemigo, El Mandarín, cuyos ataques sobre territorio americano está poniendo en jaque al gobierno. Pero la batalla entre ambos se torna personal cuando Stark le declara abiertamente su intención de atraparlo.

En Iron Man 3 nos encontramos con un Tony Stark post-Vengadores, retomando su vida como multimillonario megalómano, pero con cierta ansiedad. Este es un detalle que me resultó muy interesante y gratificante, ya que hila el universo cinematográfico que Marvel está construyendo con entrega de sus películas.

Esto implica que además de las habituales explosiones y combates, Iron Man 3 tiene un punto adicional de desarrollo de personajes bastante agradecido. Tony Stark ha visto mundo, se ha enfrentado a una amenaza terrible y ahora se da cuenta de que en realidad, él no es más que un hombre en una armadura que tiene que hacer frente a fuerzas descomunales. Todo eso se deja un tanto de lado a nivel de acción en la película, pero no a nivel de personajes, haciéndolos crecer y evolucionar. Muy posiblemente, este sea uno de mis puntos favoritos de esta entrega.


Pero tampoco hay que desmerecer la acción. Afortunadamente, Shane Black ha retomado el entretenido pulso de la primera entrega, aunque creo que esta no llega a su nivel, y supera a la tediosa Iron Man 2. Tiene sus momentos por supuesto, y en algunos de ellos el ritmo se resiente un tanto y se notan algunas trampas de guión para que todo confluya en los momentos deseados haciendo que el disfrute se resienta un tanto, pero al menos en mi caso no llegó a estropear su visionado. En gran parte porque esto se compensa con otros momentos donde el guión sí se muestra bastante acertado, como en la historia que rodea a El Mandarín (donde especifico que no he leído los cómics), o en su humor.

Iron Man 3 no es Los Vengadores, eso también hay que tenerlo en cuenta. La cinta de Whedon dejó el listón muy alto y esta nueva entrega del universo Marvel no le sigue el nivel, pero también sería injusto menoscabarla por ello. Aunque se entronque con aquella, esta es una película para valorar dentro de la propia franquicia de Iron Man, y en ese sentido puedo decir que a mi me ha dejado satisfecho en líneas generales.


Por supuesto, Iron Man no sería lo que es si no fuera por Robert Downey Jr. El actor ha hecho suyo el personaje de Tony Stark y se nota que se siente cómodo en su papel, aunque quizá más en la parte socarrona y bromista que cuando toca ponerse serio, y en esta película tiene algunos momentos así. El resto del reparto cumple bastante bien su papel, con unas interpretaciones totalmente correctas del resto de actores principales del plantel, que no está nada mal en absoluto: Gwyneth Paltrow, Don Cheadle, Guy Pearce, James Badge Dale y un sorprendente Ben Kingsley dan aquello que se les pide para esta película.

Otro de mis puntos favoritos, como he comentado antes, es que Iron Man 3 mezcla bastante bien las escenas de acción con otras más cómicas para relajar tensión, donde Tony Stark brilla en todo su esplendor con unos diálogos ágiles y divertidos. Hubo varios momentos en la película en los que tuve que reír con ganas por las situaciones que se daban. Y en cuanto a las escenas de acción, el apartado técnico luce bastante bien, como era de esperar en una película de estas características y a la altura que se estrena, con todo el universo Marvel plenamente asentado en el cine y proporcionando buenos resultados. La película muestra un buen trabajo en el aspecto visual, con todo un espectáculo de pirotecnia en su tramo final, aunque como ya viene siendo queja habitual por este blog, algunas escenas de acción bastante confusas por los movimientos de cámara. 


Iron Man 3 me ha parecido en definitiva una película entretenida y divertida, y en ese sentido cumplió con lo que suelo pedir a este tipo de películas, aunque tiene algunas lagunas de guión bastante importantes. Además aporta buenas ideas para relacionar al personaje con su aparición en Los Vengadores, cumpliendo con el cometido de dar la sensación de universo compartido que ya es inevitable, pero donde se podría echar en falta la aparición de alguno de sus compañeros. No será le mejor película de superhéroes para mi porque encuentro algunas cosas en su guión que no me convencen, pero me pareció un entretenimiento decente para una tarde de cine de fin de semana.