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jueves, 17 de octubre de 2013

WataMote (Watashi ga Motenai no wa Dou Kangaetemo Omaera ga Warui!)

Dentro de las series veraniegas de anime, habitualmente ligeras dado el calor de la época y la situación entre las dos temporadas fuertes del año (primavera y otoño), se estrenó WataMote, cuyo nombre completo me vais a dejar que solo lo utilice en el título de la entrada. Así ganamos todos.

La serie nos presenta a Tomoko Kuroki, una adolescente que entra en su primer año de instituto con la ilusión de rodearse de nuevas amistades, conocer gente y disfrutar de la vida. Sin embargo, Tomoko pasa totalmente desapercibida, no es capaz de entablar conversación con nadie y se da cuenta de que sus habilidades sociales dejan mucho que desear.

WataMote es una serie incómoda, y ha sido a la vez una agradable sorpresa y una serie bastante difícil de ver cada semana, debido a su propia naturaleza.

Últimamente nos estábamos acostumbrando a series protagonizas por personajes asociales que forman un club, como por ejemplo la finalmente decepcionante Boku wa Tomodachi ga Sukunai, o la entretenida Yahari Ore no Seishun Love Comedy wa Machigatteiru. Sin embargo, WataMote es una vuelta de tuerca a esas series, en el sentido de que en este caso la protagonista no forma un club de inadaptados para vivir estrambóticas aventuras, sino que se enfrenta a la soledad y a la indiferencia más apabullante del resto de compañeros. Irónicamente, lo de la formación del club se trata en la propia serie, resultando en una buena bofetada de realidad.


Desde el comienzo queda patente la enorme dificultad de Tomoko para establecer un contacto con sus compañeros, o por lo general, con cualquier otro ser humano que la rodea excepto su familia, y asistimos a sus intentos, más o menos acertados, para intentar revertir la situación.

Por eso decía que es una serie de difícil visionado. Porque WataMote tiene la peculiaridad de ser un drama disfrazado de comedia. Una y otra vez asistimos a los intentos de Tomoko por establecer algún tipo de contacto, y generalmente estos intentos acaban de manera humillante para ella, lo que se supone que debe ser gracioso, pero si uno atiende al trasfondo de la situación y le quita esa capa cómica, lo que queda es un poso tremendamente amargo, ácido y triste, y un grito de agonía y frustración.


Visualmente la serie cumple bastante bien, se atreve con algunos encuadres interesantes y muestra unas animaciones fluidas y añadidos visuales (como dibujos traslúcidos) que pegan bastante bien con la serie y su contenido. En ese sentido, el trabajo del estudio SILVER LINK. es bastante correcto. Me sorprendió en ese sentido la iluminación, que me recordó al estilo de otras series como Jinrui wa Suitai Shimashita, y el opening, de un estilo alejado a las clásicas tonadillas alegras y pegadizas.

Una vez pasada la impresión inicial y los dos o tres primeros episodios, sí que me parece que la serie se estanca un tanto en su esquema. Por un lado, porque Tomoko tiene que soportar el peso de cada episodio, y ver como cada uno consiste en ponerla en alguna situación comprometida de la que resulta mal parada, resulta algo repetitivo. No obstante, se introducen algunos elementos como una antigua compañera de colegio, Yuu, y una prima para darle algo de variedad a los episodios y que pueda tener algún mínimo contacto externo a su casa, lo que es de agradecer. En cualquier caso y a pesar de la aparición puntual de algún secundario, como su hermano Tomoki, o la ya mencionada amiga, Tomoko es la absoluta protagonista de la serie.

Por otro lado, salvo en los dos últimos capítulos, me hubiera gustado ver algo más de desarrollo en la historia, que vaya a algún lado. Porque si no, al final parece que la comedia tiene mucho más peso de lo que debería, y aunque es acertado no convertir esto en un drama serio de 12 episodios, no avanzar tampoco creo que sea la mejor opción. Pero al final parece que un tenue avance sí que hay, de cara a una continuación.


WataMote afronta el tema de la soledad, la marginación y la indiferencia desde una óptica diferente y en cierto sentido, más cercana a la realidad que otras series. Tomoko tiene un enorme problema, deseando que alguien se fije en ella pero luego siendo incapaz de responder a ese evento, salvo de manera bastante testimonial y poco alentadora. Algo de lo que es consciente y a lo que reacciona de distintas maneras, desde la más pura rabia a intentar convencerse de que en realidad, los contactos sociales son falsos, aburridos y no valen para nada.

Puede parecer contradictorio... pero me parece una visión bastante acertada. Tomoko está en una lucha constante entre sus ganas de cambiar debido al miedo a la más absoluta indiferencia, lo que resulta peor que ser marginada por caerle mal a alguien, y su convencimiento forzado, a modo de autoprotección, de que en realidad no merece la pena el esfuerzo de que está mejor así.


En ese sentido tampoco se responsabiliza a la sociedad o a algún agente externo, queda bien claro que Tomoko es un personaje complejo y con bastantes problemas, y la gran mayoría de situaciones vienen dadas por su falta de práctica en las relaciones sociales, o el extraño funcionamiento de su mente, que se monta sus propias películas sacando todo de contexto. Yo diría que es un personaje que, dentro de lo exagerado de su planteamiento, resulta bastante realista y creíble en su problema, alejado de otros protagonistas demasiado perfectos o incomprendidos. Tampoco se idealiza la vida en el instituto, lo que es de agradecer.

WataMote es, en resumen, una serie que me ha resultado sorprendente y entretenida de ver, aunque tras el impacto inicial se diluye un poco. No la consideraría especialmente recomendable, ya que no creo que resulte "agradable" de ver y me cuesta por tanto recomendarla abiertamente, pero sí es un punto de vista diferente a un subgénero que estaba teniendo algo de popularidad últimamente; un enfoque, por otra parte, bastante necesario, en mi opinión.

1 comentario:

  1. El problema de Tomoko tiene un nombre: Fobia Social.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Fobia_social

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